Adiós a Manuel Jiménez Garijo, un maestro de la vida en el colegio San Agustín de Granada

Adiós a Manuel Jiménez Garijo, un maestro de la vida en el colegio San Agustín de Granada

Obituario

Muchas gracias por todo, Don Manuel, y un sentido pésame para su esposa e hijos

Don Manuel era la forma habitual de dirigirse a él. Alto, delgado y de voz recia ha sido el maestro de miles de escolares que han pasado por el colegio San Agustín de la capital granadina durante muchos cursos escolares, gran parte de ellos en los años incipientes de la democracia española, allá por finales de la década de los setenta, continuó en los ochenta, para tomar el cargo de director a finales de los noventa y en los primeros años del nuevo milenio. Don Manuel se ha despedido de la vida en compañía de sus hijos, su esposa, resto de familiares y amigos. Este obituario quiere ser un adiós de su alumnado, de miles de sus estudiantes que hoy tienen entre treinta y algo más de sesenta años.

Generaciones que asistieron a su magisterio ajenos a la realidad social y política de aquellos momentos tan duros y difíciles para demasiadas familias de barriadas como Los Pajaritos, Plaza de Toros, San Francisco o el barrio de La Cruz. Este maestro de la vida no solo impartía clases de Ciencias Naturales, de Física y Química, sino que una vez terminada la jornada escolar cogía a gran parte de sus alumnos para entrenarlos en distintas actividades deportivas, principalmente, atletismo, como salto de longitud, de altura, carreras de fondo, de velocidad; también llevó equipos de baloncesto, en fin, empleaba más horas en esas actividades que en su jornada profesional como docente por la cual le pagaban un sueldo que nada tiene que ver con los emolumentos de cualquier profesor de hoy en día.

En aquella Granada en blanco y negro de finales de los ochenta y principios de la década de los ochenta, logró convertir en campeones de atletismo a nivel autonómico e incluso en el algún caso creo que nacional a chavales de doce, trece y catorce años, en algunos casos críos que no habían salido nunca de Granada y se veían compitiendo en estadios de Sevilla, Madrid, Málaga o Almería. Don Manuel era quien los trasladaba en su coche para que las familias no tuvieran que pagar nada. El coche era un Seat 131 de color blanco. De parte de esos miles de estudiantes que pasaron por sus clases y sus entrenamientos, muchas gracias por todo, Don Manuel, y un sentido pésame para su esposa e hijos. Adiós a un maestro de la vida.

Enlace de origen : Adiós a Manuel Jiménez Garijo, un maestro de la vida en el colegio San Agustín de Granada