Juan Carlos I, «uno más» en Sanxenxo
A sus 85 años, la vela sigue siendo su debilidad. Y tras varios años en dique seco en Abu Dabi, el ‘Jefe’ como le dicen sus compañeros de regatas quiere echarse a la mar siempre que pueda. Su ilusión, según fuentes de su entorno, es defender el título de campeón del mundo de vela de la clase 6M el próximo mes de septiembre, que se disputará en la isla de Wight, en Reino Unido. Para ello quiere entrenar estos días con la tripulación del ‘Bribón’ y participar el fin de semana en la competición de las pruebas válidas para el Campeonato de España. «La ría de Pontevedra es la mejor para hacer el deporte que más le gusta al monarca», recordaba este miércoles el alcalde de Sanxenxo, Telmo Martín.
El regidor gallego desconocía cuáles eran los planes de don Juan Carlos, que se ha cuidado mucho esta vez de que se radien sus pasos. Su círculo más íntimo guarda silencio sepulcral y cuando se les pregunta por él, despacha a los medios con amabilidad. El monarca se siente como en casa en esta localidad pontevedresa que siempre se ha volcado con él, que acogió sus últimas horas en España en 2020 antes de marcharse a Abu Dabi y que puso su nombre al puerto deportivo. Para sus vecinos, Juan Carlos de Borbón «es uno más» y están, en su mayoría, encantados con la promoción que hace de Sanxenxo porque, como explica Joaquín, el dueño de uno de los bares cercanos al club naútico, «nos sitúa en el mapa».
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Tras una Semana Santa «muy buena», de las de antes de la pandemia, el único bullicio estos días es el de los fotógrafos y periodistas que deambulan buscando un lugar donde hacer guardia por si al padre de Felipe VI le da de repente por aparecer. A diferencia del año pasado, en plena temporada alta y con cerca de 200 medios acreditados, la tranquilidad de este pueblo costero apenas se ha visto alterada. Tampoco por los escasos grupos de turistas, en su mayoría jubilados, que disfrutan del tiempo, que acompaña, y la gastronomía. «Se nota que aquí don Juan Carlos es bien recibido», afirma Luis, un malagueño que ha hecho parada en Sanxenxo antes de poner rumbo a Santiago de Compostela.
«Se ha portado un poco mal»
Hay quien no entiende que el que fuera jefe del Estado durante cuatro décadas no pueda volver a su país más a menudo para disfrutar de sus amigos y de las regatas. «Ha sido un gran rey y ha hecho mucho por nosotros», asegura Marcos, un repartidor de la zona. Para Santi, camarero en un bar del paseo marítimo, el monarca «se ha portado un poco mal», pero cree que si pidiera disculpas «quedaría por todo lo alto». Pero no parece que eso vaya a suceder. Ya lo dejó claro en mayo del año pasado a preguntas de una periodista. «Explicaciones ¿de qué?», le replicó el monarca entre risas.
En esta ocasión, Juan Carlos I se ha cuidado de enfrentarse a preguntas incómodas y se resguarda en sus apariciones tras los cristales del coche de Campos. Este jueves se limitó a saludar desde el asiento del copiloto a su entrada y a su salida del club naútico tras pasar unas horas en aguas de la ría de Pontevedra antes de volver a su refugio en Nanín para descansar el resto de la jornada y reencontrarse con amigos. Una visita como quería Zarzuela, discreta, sin alharacas y que le permita asegurarse futuros viajes.
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