La inflación cierra el año en el 5,8%, un punto menos que en noviembre

La inflación cierra el año en el 5,8%, un punto menos que en noviembre

Un hombre comprando en un supermercado. / R.C.

En los últimos cinco meses, la tasa del IPC ha disminuido en cinco puntos porcentuales y acaba por debajo de la del año pasado, pero la inflación subyacente está en los niveles anuales más altos desde 1992

Amparo Estrada

La inflación ha seguido descendiendo en el último mes del año y ha cerrado el ejercicio en el 5,8%, un punto porcentual menos que en noviembre y por debajo de la que registró en 2021 (6,5%), según el indicador adelantado del Instituto Nacional de Estadística (INE) Y eso que este año ha registrado en los meses de verano tasas de dos dígitos, rozando el 11%. Sin embargo, desde agosto, el IPC ha descendido de forma continuada, recortando cinco puntos porcentuales en cinco meses. Esta evolución es debida a que los precios de la electricidad suben menos que en diciembre de 2021 y a que los carburantes registran un descenso mayor que el del año pasado. En sentido contrario, destacan el vestido y calzado, cuyos precios disminuyen, pero menos que en diciembre de 2021, y el aumento de los precios del tabaco y los alimentos elaborados.

A pesar de esta reducción en el índice general, la inflación subyacente (la que no incluye los alimentos no elaborados ni productos energéticos) aumenta seis décimas, hasta el 6,9% en tasa anual. Se trata del nivel más alto de inflación subyacente en tasa interanual desde 1992, el año de la Expo y las Olimpiadas de Barcelona, cuando se situó en el 6,8%.

En 2020, con la pandemia, tuvimos inflación negativa, que llegó a estar en -0,9% en mayo en tasa anual. Sin embargo, al acabar las restricciones de actividad por el coronavirus, la demanda se recuperó más rápido que la oferta y eso provocó las consiguientes subidas de precios. Desde enero de 2021 comenzó a subir la inflación y llegó a niveles altos a partir del verano (3,3% en agosto, 4% en septiembre) alcanzando los dos dígitos en junio de este año (10,2%, luego 10,8% en julio y 10,5% en agosto). La guerra de Ucrania, con el encarecimiento de la energía, de los alimentos y del transporte, aceleró la subida de precios. La inflación empezó a bajar a partir de agosto, aunque todavía seguía en 10,5% a finales del verano.

A la reducción de la inflación han ayudado las medidas aprobadas por el Gobierno,como el tope al precio del gas para la generación eléctrica, a los alquileres y la subvención de 20 céntimos a los carburantes. Esta semana ha restringido la subvención de los combustibles a transportistas, agricultores, pescadores y navieras, y ha bajado el IVA a algunos alimentos.

A pesar de esta reducción de la inflación, los salarios crecen menos de la mitad en los convenios colectivos firmados, por lo que los trabajadores perderán poder adquisitivo.

Una de las principales preocupaciones este año para las familias ha sido el precio de la luz y del gas. El índice que agrupa los componentes energéticos del IPC se ha incrementado un 28,7% en 2022 (con datos hasta noviembre) tras haberse encarecido un 21,2% en 2021. No se veían incrementos tan abruptos desde la crisis del petróleo de los años 70, según Funcas. La factura de la luz ha sido el principal factor del brote de inflación energética. Los carburantes también han seguido una senda alcista, pero menos pronunciada, a diferencia de la crisis del petróleo de los años 70.

Habida cuenta del elevado peso de estos componentes en el IPC total, Funcas estima que el alza del IPC energético explica directamente cerca del 41% de la inflación total registrada en 2022. Esto es sin tener en cuenta el impacto indirecto en el resto de precios, especialmente en lo que atañe al transporte, los fertilizantes (y por tanto la producción agrícola) y la industria electro-intensiva. 

El IPC energético también destaca por su gran volatilidad. El índice aceleró su ascenso tras la invasión de Ucrania: ante el desplome de las exportaciones de gas ruso y la amenaza de cortes de suministro, la cotización de la materia se disparó, tensionando fuertemente los mercados de la electricidad. En marzo, el IPC energético se incrementó un 60,9% en términos interanuales, el valor más alto de la serie histórica tras el máximo absoluto alcanzado en 1980. Sin embargo, desde el otoño, este indicador ha tendido a moderarse, en consonancia con la moderación de la demanda, la introducción de un tope al precio del gas que entra en la generación de electricidad y la diversificación de las fuentes de abastecimiento.

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